La Milonga largamente esperada no es como a usted le contaron. Se
vino a un pueblerio desconocido en compañía de unos amigotes que además
de ser creídos e insoportables están intentando seriamente
aproximaciones a milongueritas buenas de gran corazón, florcitas de
pueblo y pebetas de barrio sin tener en cuenta que los buenos mozos
naturales del lugar tienen aspiraciones inconclusas que pretendian
plasmar esta noche, en un acontecimiento único. Ahora, usted, que nunca
ha descollado por ser valiente ve como la pista se estrecha cada vez más
en torno a los exhibicionistas con los que vino, a medida que los
Disarlis y los Puglieses favorecen el romance y las miradas de odio de
los de afuera. Es la hora de recibir los consejos de alguien que ha
huido muchas veces de los furores ajenos y vive para contárselo. Preste
atención a estos ocho pasos, ahora que puede disponer de un minuto de
calma.
1 - identifique rápidamente a los
sujetos que están esperando la salida del grupo para darles con todo.
Suelen tener la mirada inyectada en sangre, las manos grandes y resoplan
todo el tiempo. Observe como están dispuestos en el salón. No intente
invitarlos con vino o empanadas. Solo los enfurecerá más y además
perderá su dinero. Disimule.
2 - salga a
bailar, tratando de acercarse a sus amigos. Si son cuatro con los cuatro
tangos de la tanda debería bastar para advertirles sin perder la
sonrisa que posiblemente estén a punto de perder los dientes. Disimulen.
3
- terminada la tanda equivoquese de mesa y sientese en alguna donde vea
milongueros viejos, de esos susceptibles de compartir vino. Trate de
hacerse amigo ignorando las miradas de aquellos que los están esperando.
Es muy importante que por lo menos alguno del grupo se mantenga
bailando. Mientras la milonga dure, quienes ansían hacerles una oferta
que no olvidaran por su hígado no harán nada para amamporrarlos y
enemistarse con el dueño del local, que debe ser hombre importante y
susceptible de ejercer el derecho de admisión sobre la parroquia.
4
- Mientras parlotea despreocupadamente con los milongueros observe muy
bien el recinto y calibre si hay posibilidad de salir huyendo por una
puerta lateral. Las milongas en clubes de pueblo siempre tienen una.
Lamentablemente estas puertas siempre están cerradas, porque sino
entrarían por allí gentes sin dinero. Igual pruebe, si por una
extraordinaria casualidad estuviera abierta, puede ganar la calle y
acercarse hasta el coche, si estuviera cerca.
5 - Espere a
que alguno de sus acompañantes nuevos vaya al baño y pretextando ser
extranjero acompañelo. Busque la tan ansiada ventanita de arrabal que le
permita salir a la libertad y vuelva para comunicarselo a sus amigos.
Aunque son unos fantoches y usted está metido en un lío por culpa de
ellos los necesita, porque el coche no es suyo y no hay posibilidad de
salir huyendo a pie hacia la poblacion más cercana. En la Milonga "El
Cascote" a Indalecio Dubrurti se le ocurrió esta estratagema, pensando
que podía encontrar un autobús que lo llevara a su casa. En cercanías
el autobús comienza a pasar a la mañana temprano. Indalecio se puso a
esperarlo en una estación de servicio a la que llegó a las tres de la
mañana. A las cuatro ya no estaba. Nadie lo volvió a ver.
6 -
Ahora repita el paso 2 avisando a sus amigos de la posibilidad de la
ventanita del baño. Olvidense del viejo truco de Desaparecer de uno en
uno. Los que les quieren dar no son tontos, aunque a los ojos de sus
galanes amigos lo parezcan. Los últimos recibirán la golpiza por los que
se fueron, que además deberán soportar los reproches, si es que salen
vivos, o la explicación a las familias, si todo sale mal. Lo mas
sensato es elegir quien está en condiciones físicas y síquicas de salir
por un tragaluz reducido, llegar hasta el coche, que seguramente estará
aparcado más lejos que la golpiza y en una maniobra arriesgada aparcarlo
junto a la puerta de la huida. Las posibilidades son de 90 a 10 en
contra, pero conviene intentarlo.
7 - Mientras el "Elegido" va a
buscar el coche, unanse los restantes en cadena de oración, y tejan con
sus infelices ilusiones un velo que lo haga pasar inadvertido. Mientras
dos continúan bailando, pero campaneando la puerta uno debe iniciar una
aproximacion al parrillero del lugar, un tipo que por lo general es
forzudo y vive en conflicto con su naturaleza y con los que disfrutan
porque el ha venido a trabajar y lo someten a escarnio, pidiéndole todo
el tiempo el choripan perfecto. No dude en hacerse la víctima y hasta
insinúe que le quieren dar pa' que tenga. El parrillero siempre busca la
amistad del primero que lo trata con deferencia y respeto. Cuando el
parrillero, con beligerancia y tozudez pregunte "Quien les quiere
pegar?" y se arremangue la camisa mostrando sus brazos garrotudos
aprovechen la confusión y acerquense a la puerta, sin correr y sin dejar
de mirar atrás. Si el del coche todavía no llegó y los de adentro se
apiolaron de sus intenciones es mejor recibir la biaba con dignidad.
8
- En el mejor de los casos una vez franqueada la entrada salgan
corriendo hasta el coche y desaparezcan del pueblo. Posiblemente los
naturales saldrán a perseguirlos e incluso los alcancen. Ahora puede
intentar ponerse en contacto con las fuerzas del orden, pero no lo
recomiendo. Los vigilantes locales siempre juegan a favor de su gente.
Traten desesperadamente de ganar la carretera, sigzagueando para evitar
acercamientos y persecuciones al estilo Mad Max. Si eligieron bien,
quien los aleje del peligro será un tipo curtido y amante de la
aventura, una aventura que podrán contar con simpatía a sus hijitos
milongueros. Si por el contrario quien esta al volante es un pelele
habrá salido huyendo, salvando su culo y dejándolos a merced de la
patota.
Culpa suya, por no saber elegir a sus amiguitos.
En
próximas entregas: "Como bailar una tanda con músicos sin compás
tocando para hacerse los virtuosos" ,"como enderezar una noche torcida
con pastillitas de menta y un Euro" y "como hacerse el interesante
cuando uno es un fracasado".
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