He de decir que en algún festival me he topado con quien me contó que había bailado en aquella pista y que no era un bloque hecho de roble sino un tronco de secuoya de 8 metros de diámetro y cuarenta centímetros de grosor, datos que se agregan a este imposible que duró una primavera y un verano, un poco más que algunas otras milongas pasajeras que incluso tienen menos existencia en la memoria que este tozudo proyecto llevado a cabo, al menos en leyenda, por Linder Crusfish.
En todo caso y aunque esta mítica milonga con pista en equilibrio sea solo una invención de vino y horas tardías persiste en el imaginario de no pocos viajeros y bailarines con los que me he cruzado en mis crónicas milongueras. Especialmente en aquellas noches de pista vacía que todos los organizadores han tenido y que les sirve de consuelo y fortaleza cuando la duda les hace preguntarse "Para qué" mientras hacen cuentas que no saldrán y bailan en silencio su pena. "
CLEMENCIO BERNAL - El libro de la Milonguillas.
"Suena un piano la luz esta sobrando se hace noche de pronto y sin querer"
-Catulo...Catulo!
las sombras se arrinconan esperando a grisetta.
-Catulo! que esta sonando el movil. Catulo!
-Ehhhh. Ah. donde?
"las sombras que esta noche trajo el"
-En la tangomaraton de madrugada. Está sonando el móvil. Contesta que seguro es importante?
"me obligan"- Hola. Hola!
-hola amor, como estas?
-Dormido, aquí cerca de la pista.. Me dormí no sé en que tanda. Ahora solo quedan quince y tres vestidas como los locos de la Iglesia milonguera de los primeros pasos.
-Informe.
- Eh? Estas leyendo otro de los libros de Nero Wolfe?
- Y a vos que te parece mi Archie Godwind. No bailas como los ángeles ni sos tan pícaro pero Archie no escribe poemas como vos.
- Lili Rowan a tu lado es una sombra. Bien. Informo. Hemos pasado cuatro maratones y dos festivales. Hemos comido en bares que parecen almadías sin rumbo. Hemos visto una ciudad costera tal y como miraba la tentación el Cristo y el diablo veterano de Romulo Papaguachi ha hecho aguas barranca abajo sobre una fiesta de regaeton
- Hacer aguas? Me voy a casar con un arcaísmo de carne y hueso. Si no querés decir mear porque no queda bien en el blog se puede decir tambien orinar.
-Eso mismo. Se me ha pegado el estilo de escritura de Clemencio, de tanto leer su libro de las milonguillas. En cuanto a Diogenes Pelandrun al ver la mala calidad de algunas comidas de festival se le ha dado por montar un puestito itinerante de pizzas y viandas a la parrilla.
-¿Pizza a la parrilla? ¿Donde encontró la parrilla?
- El tangomovil tiene en el baúl un tambor alemán a carbón y pilas. No preguntes porque lo lleva. Pero es muy útil, porque tiene tapa. Empezó como una broma para consumo personal pero ahora más
de uno se acerca a comprar. En una maratón nos esperaban. Pitón Pipeta, que es nuestro Saul Panzer improviso un cartel con unos cartones "Pizza, filosofia y tortas"
- ¿Tortas también hace?
- Tortas da para el que no entiende muy bien sus conceptos filosóficos.. Parecemos una compañía de teatro. Diogenes Cocina, Romulo hace la promoción con su voz de radio y cuenta anécdotas de la edad dorada, Piton se encarga de conseguir los asientos y las mesas -vaya a saber de donde las saca- Y yo recito poemas milongueros en payada. Todo de 12 a cinco, antes de la matiné y la milonga. Así nos esta saliendo más barato el viaje.
- Suena como unas vacaciones juveniles.
- Si. Espero que encontremos pronto a Clemencio. Tanto girar por ahí pero el alma la tengo allí, a tu lado.
-Satisfactorio. Pero hay algo que tendrías que saber. Por eso te llamo a esta hora.
- No, no. será una mala noticia....Ahora que Mauré canta Judas. No...no vamos a casarnos?
- No seas bobo. Ni chiquilin. Es otra cosa. Es Clemencio. A Clemencio no lo van a encontrar.
Siento la oscuridad y eso que esta llegando el alba. Nina habla, pero yo no la escucho. Pienso en que tendríamos que haber devorado los caminos, buscando a Clemencio. Mi padre. Ahora si. Ahora es mi 1964, tal como escribió Borges cuando supo que su madre había partido. Estoy solo. Estoy solo.
- ¿Que pasa Catulo? - Diogenes ve mi cara y adivina la tragedia.
- Es Nina. Dice que Clemencio. Clemencio. ...Bueno.Ya no hay Clemencio. Se acabo. Como Cuando jack lemmon le dice a Sissy Spaceck en "Missing"
- que decís. Esta delirando y dormido todavía.
- Volvemos a Casa. Dice Jack. Volvemos a casa. Nina... que te cuente Nina.
.-Sin saber como le doy el móvil y me siento al lado de la pista, viendo bailar para acallar mi pena. Yo no pensaba. Yo no quería. Yo...He perdido tantos momento. Y ahora esos momentos no volverán.
Diogenes se acerca con el móvil en la mano. Y una copa de vino en la otra.
-^Bueno. Hasta aquí llegamos. Tenés razón. Se acabó el viaje despedida de soltero..
- Déjenme solo. Pídanle por favor al musicalizador que ponga "Adios Nonino"
-Solo una cosa antes que te hundas en el drama y nos regales esos poemas que parecen las tripas desgarradas de un gatito de peluche. Nina sigue al móvil. Mas vale que escuches bien lo que te esta diciendo pavote.
- Nina... Estoy...Estoy destrozado..
- Amor, ¿vas a escucharme de una vez? ¿Vas a dejar de imaginar cosas y centrarte en lo que te digo?
- Es que uno tiene solamente un padre.
- Y esta aquí. Acariciando a Adolfo. Llegó recién del aeropuerto con alfajores y pastafrola. Estamos desayunando.
-Que?
- Que se enteró del casamiento, averiguó mi dirección y te está esperando en casa.
-...
- Satisfactorio, ¿no?
"Otro señor quiso hacer una milonga al lado de un placido lago donde dormía una comunidad de cisnes solo porque quería ponerle a su bailongo "El lago azul" Como no consiguió una orquesta típica aquel cretino convenció a músicos locales para que tocaran tangos con sus instrumentos.Gaitas, tubas, cuernos, pífanos y címbalos. Trajeron mesas de falsa piedra, Hidromiel y dudosos licores. Pasteles de riñones, confituras y otras delicatesens de la región. Apenas llegaron los milongueros los músicos se pusieron a tocar algo que parecía Firpo, pero con aires celtas.
Aquella milonga duró dos de aquellos tangos. Al tercero los cisnes, que en realidad eran gansos arrasaron con la concurrencia a picotazos. Ni el cartel de "El lago azul quedó de aquel dislate.

Bailamos, como invocamos a nuestros profundos dioses personales, buscando su favor, su aceptación y un guiño del azar que nos haga explicable aquello que no tiene su porqué definido. Bailamos como oramos, dejando nuestras suplicas en el vacío, que nunca nos devuelve nada. A lo sumo una risa o el eco del pasado revisando el pasado. Encastrado al presente a las patadas como si toda nuestra andadura en estos andurriales de aquí abajo fuera una secuencia vistosa con muchos momentos emotivos y tiempo para aplausos y no este eterno ensayo.
Que tampoco es -ya lo sabemos- muy eterno que digamos.
Clemencio Bernal . El Libro de las milonguillas.
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